martes, 6 de noviembre de 2012

Del plomo al Twitter

Cuando nació la radiodifusión, allá por los remotos años 20 del siglo XIX, los diarios pensaron que su fin había llegado.

Y es que crecía el número de oyentes de manera extraordinaria porque el nuevo medio se convirtió muy rápido en masivo y comenzó a transmitir noticias, algo que había sido por siglos (¡no menos de 500 años!) privilegio, zona exclusiva de la prensa escrita.

Cuando la radio irrumpió en la vida, los dueños de periódicos trataron con denuedo de impedir que propagara novedades. Como esto no fue posible, negaron sus textos al nuevo medio y finalmente, cuando las emisoras formaron sus propios equipos de prensa y lanzaron noticias por su cuenta, se vieron obligados a reconocer su existencia y hacerle sitio a este formidable competidor.

Pero la radio misma se sintió amenazada cuando apareció la televisión, que tenía como enorme ventaja la imagen. Y entonces tanto la prensa como la radio debieron arrimarse un poco más para admitir a este intruso que por poco descalabra a la segunda.

La prensa, sin embargo, siguió siendo dueña y señora del periodismo, la referencia; y los periodistas continuaron con su rutina de recoger, editar y difundir noticias como lo habían hecho toda la vida. Igual que, por ejemplo, los subrostanis que vendían noticias en el Foro de Roma, debajo del Rostrum desde los tiempos de César'

El imperio de Gutenberg ha durado, como dijimos arriba, 500 años.

Consiste -porque no ha desaparecido todavía- en entintar tipografía, un texto y presionar encima un papel para imprimirlo. Con múltiples variables y mejoras, esto ha sido básicamente lo que inventó el gran impresor de Maguncia.

La última etapa del reinado gutenberiano es la llamada “de plomo” y que fue precisamente la que dominaba cuando hicimos nuestra entrada al periodismo. “La Edad de Plomo” la llamó con acierto Guillermo Thorndike en un texto autobiográfico.

Al final de la cadena de producción estaban las rotativas, verdaderas locomotoras del periodismo cuyo proceso de producción condicionaba necesariamente al proceso periodístico en modelos de presentación (titulares), fotos (limitaciones de los fotograbados), géneros (al cuidar la extensión), límites severos para el cierre de edición, etc.

Hoy esto ha desaparecido y la prensa diaria no oculta su angustia ante los nuevos métodos de hacer periodismo, esto es, recoger información sin problemas de horas de cierre, procesarla en computadoras y difundirla sin utilizar una sola gota de tinta a través de este nuevo medio que nació hace escasos años y la www, recién llegada hace poco más de 20 años.

Juan Gargurevich es un famoso comunicólogo y periodista peruano.


La última etapa del reinado gutenberiano es el periodo de plomo o “era de plomo”.

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